2da. Parte LA CULTURA DEL PERDÓN2da. Parte LA CULTURA DEL PERDÓN

TEORÍA BIOCÉNTRICA DEL COSMOS:

2da. Parte

LA CULTURA DEL PERDÓN
“Todos los seres humanos, tienen derecho humano de ser libres y felices y también, perdonados por quienes se creen humanos”           
                                                                   Eva Mozes Kor
 Segunda Parte.
Este artículo psicoterapéutico al igual que la primera parte ya publicada; están basadas en los principios fundamentales de la metafísica cuántica y biocentrista de mi autoría. Esto es, con asistencia de la filosofía dialéctica (ciencia de las leyes generales de la evolución física de la naturaleza y también, de la evolución psíquica de la sociedad y del pensamiento) y de la filosofía física, analítica y biocentrista.  

Los niños que crecen sin comprensión, afecto, cariño y aprecio de sus padres y personas mayores; se volverán con el tiempo, en tímidos, delincuentes, antisociales, drogadictos, neuróticos, pandilleros o hasta psicópatas. Un adulto herido desde su infancia, gozará sádicamente; cada vez, que tenga la oportunidad de negar un indulto.

El niño humillado, conserva en su subconsciente, las siete toxinas mentales (vistas en la primera parte) debido a las cuales; será un adulto inmaduro, inestable con autoestima disminuida y además, de baja calidad humana; por tanto, incapacitado por su mente subconsciente, para perdonar. Por eso, el incapaz de perdonar, debe hacerse un auto psicoanálisis o introspección psicológica (mirar al interior de la consciencia) para así, descubrir que la raíz de su pobreza psíquica para indultar; se halla, en las condiciones mentales mentales negativas del hogar en que nació y creció. 

Los neurocirujanos; afirman que la incapacidad para perdonar; depende del grado de consciencia y mentalidad, alcanzada en cada nacimiento. Es decir, logramos cierto nivel de perfección de consciencia y mentalidad, renaciendo; cada vez, en distintos países, hogares y familias pobres o ricos. Por eso, los conceptos que obtenemos en una vida dada; depende del cristal con que vemos al mundo. Y según evolucionamos, cambia el color del cristal; como resultado, cambia igualmente, nuestras ideas, pensamientos, conceptos, religiones, creencias y las teorías científicas y filosóficas. Con el tiempo, nos trasmutamos; de personas vengativos a piadosos. Así, evolucionamos de   humanos irracionales, a racionales; luego a humanos amorosos para después, innovarnos en humanos espiritualizados. Y tú por ahora, ¿en cuál de los cuatro peldaños evolutivos te encuentras?
  
Los bárbaros, no perdonaban a sus enemigos; los mataban sin piedad y se los comían. Pero después de millones de años de evolución, hemos logrado cierto grado de civilización; por eso ahora, ha cambiado en parte, nuestra conducta frente al enemigo. La cultura del indulto, afirma que perdonar, no significa concertar con quien nos hizo daño. No es justificar sus acciones en contra de nuestra dignidad. Se trata más bien, por medio del perdón, borrar de nuestra psicología; la rabia, venganza, resentimiento y odio que sentimos por el agresor. Para la mayoría, perdonar no es fácil; se precisa cierta fortaleza y valor; para vencer el impulso instintivo de venganza y rencor que están aún presentes, en el segmento animal de nuestro cerebro. Están ocultos en el hemisferio izquierdo del cerebro; muy a pesar, de que durante miles de años, ya hemos evolucionado tanto en lo físico como psíquico.   

No todos somos capaces de perdonar. La razón reside al margen de nuestra infancia mal moldeada; en la creencia de que perdonar, es una flaqueza. Esto, es falso, porque dejar de lado una ofensa, ultraje o injuria; es un acto de valentía y amor global. Perdonan, solo las personas con alto autoestima y calidad humana como Eva Kor. Perdonar, constituye, el verdadero poder mental del hombre realmente evolucionado. Quienes no perdonan por creer que es flaqueza; cometen un error contra su propia persona. No perdonar, impide la limpieza de nuestra aura y mente subconsciente; mientras se colma de cargas psíquicas negativas como estrés, racismo y xenofobia entre otros desajustes emocionales. 

Perdonar, libera del subconsciente, las siete toxinas mentales. Mientras estén en el subconsciente, estas toxinas; inducen pensamientos de venganza, odio, envidia y a vivir desconfiando de todos, por temor al daño que pueden causarnos. Cuando por introspección, excluimos del subconsciente a nuestro complejo de superioridad (falsas ideas reprimidas en conflicto); el perdón, se constituye en una de las acciones más nobles de las personas con calidad humana. Sólo los intoxicados con frustraciones, iras, rencores, venganzas y sentimientos de culpa; son ineptos para perdonar. Pero adquieren cargas psíquicas pesadas, que les originan emociones negativas; las que dificultan, sus actividades normales y equilibradas; por la cual, sin darse cuenta ni saberlo, sufren angustias, ansiedades y depresiones.
  
Quienes por Facebook o cualquier otro medio periodístico, hacen apología del rencor, venganza y anular un perdón; demuestran que aún, siguen siendo víctimas ancestrales (traslado de información y creencias de padres a hijos) de quien le ha causado daño material, político, moral o psicológico. Para curarnos de estas taras sociales (defecto mental hereditario), es ineludible perdonar, para su efecto saludable. El perdón que cedemos, es la que procesa en el subconsciente, la liberación de nuestras taras y de las siete toxinas psíquicas y sus secuelas nocivas. Por eso perdonar, es auto sanación; nos curamos, cuando el perdón aprobado, abre nuestro corazón; para convivir en paz y armonía con los demás, como verdaderos humanos; sin venganzas, rencores ni odios.   

Para aprender a perdonar, se requiere no solo pensar; si no también, razonar inductiva, deductiva y silogísticamente. Por eso, antes de negar o perdonar, tenemos que razonar para obtener entendimiento, luz (sabiduría contrario al conocimiento) y comprensión. Hay casos en que la ley universal de causa efecto (karma en oriente), exige más de una vida física, para tener potestad mental de perdonar. Es como si la causa sin causa o vida universal, infinita, autoexistente y autora de la creación evolutiva (no es creación divina o mágica de las religiones), nos dijera; porque no aprendiste a perdonar, antes que muera tu organismo de carne y hueso y abandones a tu mundo o escuela terrestre donde vida tras vida; debiste aprender a indultar para coexistir en amor, armonía y paz, con tus semejantes y con los animales.   

Cuando las ondas psíquicas del amor infinito derivada de la vida universal, infinita y autoexistente, está en nuestras mentes; perdonamos de corazón. El perdón así concedido, innova a nuestro odio y venganza; en amor a uno mismo a nuestros semejantes y animales. Además, las experiencias dolorosas adquiridas en el seno de las familias disfuncionales, se anulan. Cuando perdonamos como los caballeros, sentimos una sensación de paz, armonía y satisfacción. Por eso, si tienes un alto autoestima o amor propio, perdona a los que te fallaron o crees; que te han decepcionado en lo social, familiar, amical, gremial o político.  

En otro contexto; todos, tenemos tendencia natural a buscar nuestra felicidad objetiva o subjetiva. En verdad, por derecho de vida, existencia y nacimiento como seres humanos en evolución, estamos privilegiados por la vida universal infinita; para ser felices desde que nacemos hasta que expira nuestro organismo o materia humana. Pero en esta búsqueda, tropezamos, con un obstáculo mental llamado resentimiento (una de las siete toxinas); la cual, es originada por una ofensa verdadera o falsa. 

Pero ¿qué constituye una ofensa? Es una acción o palabra que humilla o vulnera la dignidad, el honor o sentimiento de la persona. Pero para que exista resentimiento; por lógica, tiene que haber una ofensa intencional. Por eso, los supuestos ofendidos, deben preguntarse; ¿de verdad, esa persona me ofendió o soy yo, por mi errada comprensión, así lo admití? La ofensa, pudo ser real pero también, pudo ser solo una imaginación; todo depende, de nuestros criterios y de nuestros patrones de valores y creencias. La mayoría de las ofensas, son reales únicamente, desde nuestro punto de vista personal; pero no desde la perspectiva ajena.  

Aunque es difícil de aceptar, el que ofende, no experimenta ningún dolor físico, psíquico ni moral. El que realmente sufre, es la persona que se cree resentido; puesto que en su psicología, nace la frustración, odio, rencor, ira y la amargura. Los resentidos, no pueden vivir ni existir, de manera positiva; por tanto, son infelices. Sus resentimientos desde sus mentes subconscientes, los incitan, a estar siempre en el pasado; mientras que en el presente; sufren   ansiedad, depresión y angustias. Aquí, ¿quién es necio? ¿El ofensor o el resentido por no poder perdonar?  “Que la sabiduría (no conocimiento) de la vida universal, infinita, eterna y autoexistente; por medio del universo, encauce tus pasos hacia la perfección de tu consciencia y mente; para que así, adquieras poder mental de perdonar”

Sincera, fraterna y ontológicamente
Robert Salas Falconi
Ensayista y creador de la Filosofía Física, Analítica y Biocentrista conocida   también, como metafísica cuántica.
 Web: http://www.artnovela.com.ar/salas
  Link: teoriabiocentricadelcosmos.blogspot.com

Autor de los libros:
1.-”Teoría Biocéntrica del Cosmos” (vida increada al interior y contorno de   las partículas subatómicas)
2.- “Origen Electro Mental de los Terremotos” (nuestros pensamientos
positivos o negativos, deciden el destino feliz o infeliz del mundo)
3.- En preparación. “Destrucción y nacimiento de una nueva humanidad
(Salto atómico y salto cuántico, a una nueva existencia superior)




















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